jueves, 25 de julio de 2013

Y pensaba...

Y pensé que las colinas eran cimas sin salidas, que las puertas de allá arriba se sellaban con saliva de los dioses moribundos que jadeaban al partir, sospechando que el cenit no es distancia sino sueño. Que lo eterno de vivir era poco, casi nulo, que sin restos ya el futuro se dejaba seducir por impuestas certidumbres, por pasados que seguir, por banales servidumbres de presentes sin sentir.-

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