Anacrónica niñez la de estar enamorado...de tus ojos, de tus manos, de las emociones mestizas. La hoguera que arde en tus pupilas, el ombligo de mi mundo. Cuando callan las desdichas se oye tu susurro, el susurro de tu alma, mágica, encantada, que como un ente independiente me seduce, me traslada, suave, de repente, por tu mundo.
Desvarío si te miro, inocente, dulce...y en el medio del delirio, tan real! lo mundano se hace hastío...sos tan especial!!!!
Tanta luz, tanto amor, tantos sueños eternos, amanezco dormido, despierta el sol embravecido, dibujando garabatos en tu cuerpo, por la luz que se cuela en la ventana, y cuando te compara, vos y el sol, el poeta digno sentencia su fe de erratas.
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