Le contaron que a la vejez viruela, que al amor no es cartón
corrugado. Que el tiempo es tirano. Entre herencias y sucesiones, perdió
pretensiones, futuros, erecciones. Supo entender lo perecedero de ser. Es la
falta de memoria que lo deja sin historia. El olvido de los otros, el desecho
de un “nosotros”, entre oyentes de la anécdota y verdugos de ocasión,
desterramos un pasado si no aporta producción.
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